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  • La Caja de Skinner

    En “La caja de Skinner”, me valgo de barreras más psicológicas que físicas, para aludir al proceso de domesticación. Pero, ¿ Quién está más domesticado? ¿el perro que no sale de los límites o el humano que no los cruza ? Por una orden expresa el perro obedece y se mantiene quieto dentro de los márgenes. El humano tampoco los cruza, no porque no pueda ni porque haya recibido una orden, sino porque está programado para no hacerlo. La socialización del ser humano implica ciertos conocimientos y comportamientos comunes. Cómo si se tratase de un lenguaje universal, algunos elementos limitan y condicionan nuestro comportamiento. La auto-domesticación es necesaria para proteger nuestra existencia en sociedad. El mayor peligro para el ser humano es él mismo. Nuestra evolución está intrínsecamente ligada al proceso de domesticación, en un principio de animales y plantas, gracias al cual dejamos de ser nómadas y empezamos a crear asentamientos, dejamos de cazar y empezó la agricultura y la ganadería. Y al mismo tiempo nuestra propia domesticación, el aprendizaje de reglas y límites, la ausencia del libre albedrio, es imprescindible para nuestra convivencia en sociedad. Como en el famoso experimento de Frederic Skinner, sostengo que la sociedad nos educa ( o domestica al igual que hacemos con otras especies), como si el mundo se comportará como una gran cámara de condicionamiento operante.